El dragón pidió a las noches con muchas lunas curara su corazón que no debió compartir y sellar con un sentimiento eterno donde cada lagrima se convirtió en diamante y cada herida se cubría con oro, el dragón solo podía esperar que el hechizo terminara por piedad de la noche.
El sentimiento decía si, al igual que el cuerpo, pero el destino decía no y el tiempo no quería ayudar eso era lo que el dragón pensaba.
Escrito por: Arles Fernando Z.P.
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