Y la propia medusa se enamoró de aquel hombre y le regalo su alma para que compartieran un mismo espíritu, por eso toda aquella persona que quería tocar o llegar a su corazón al igual que su alma corría el riesgo de que por dentro se convirtiera en piedra tanto su espíritu como su corazón.
Aquella bestia sentía bondad, maldad, y dolor en su corazón y aun así no dejaba de sonreír en el día como en la oscuridad. Pero explotaría de cualquier forma para drenar sus sentimientos.
Escrito por: Arles Fernando Z.P.
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