
Aquí en este espacio compartiré algunos, pensamientos, escritos, artes, ideas, saberes, conocimientos, labores etc,etc de los que tengo algún conocimiento, también colocare varias cosas que me he encontrado en el transcurso de los años, se debe manejar con mucho cuidado este tipo de información porque es un poco compleja y pesado mucho de su contenido Se puede tomar o rechazar lo que la personas consideren saludos.
domingo, 11 de mayo de 2025
martes, 18 de marzo de 2025
LOVECRAFT Y LA CREACIÓN DEL COSMICISMO
Lovecraft es conocido por desarrollar una filosofía literaria llamada "Cosmicismo", que enfatiza la insignificancia del ser humano en un universo vasto e indiferente.
Sus historias suelen incluir seres cósmicos antiguos y poderosos, como Cthulhu, que representan fuerzas más allá de la comprensión humana.
domingo, 16 de febrero de 2025
En la obra “Fausto de Goethe”
En la obra “Fausto de Goethe”, es Mefistófeles el que actúa de embajador de Satanás y firma un pacto satánico con Fausto.
Señor de los conocimientos ocultos y la diplomacia en el infierno
sábado, 15 de febrero de 2025
Mefistófeles
Señor de los conocimientos ocultos y la diplomacia en el infierno Mefisto señor de la inteligencia y el conocimiento también gran conocedor de la magia
Mefistófeles: Un arcángel caído y uno de los siete poderes infernales. Antes de su caída, era uno de los asistentes del arcángel Sadkiel y uno de los regentes del planeta Júpiter.
En otras leyendas, se dice que es uno de los tres maestros del infierno, junto a Satán y Lucifer.
domingo, 9 de febrero de 2025
Título: Mutaciones
en la experimentación esta la mutación de aquellas criaturas productos de su creacion.
que flotan en sus cupulas sumergidas en los líquidos abominaciones de la imaginacion que toman forma en aquel laboratorio
peligrosas creaciones y terribles abominaciones que tienen como misión la ejecución de las víctimas seleccionadas para su alimentación y preservacion armas cientificas creadas de la locura que terminaran siendo liberadas y alimentadas de la maldad humana.
escrito por: Arlés Fernando Zambrano Pérez
viernes, 31 de enero de 2025
Título: sirviente tenebroso
su legado tenebroso de cazador de almas susurra ansioso con la orden de proteger al poeta ambicioso de enemigos declarados y silenciosos.
quien le haga daño al poeta, su alma reclamara y en la noche desaparecerá.
estas almas en un cofre se quedaran y en el infierno permanecerán, el sirviente tenebroso al lado del poeta se quedara y lo cuidará.
es su derecho y regalo nocturno del infierno de sus letras.
escrito por: Arlés Fernando Zambrano Pérez
martes, 28 de enero de 2025
Título: el pantano de la muerte
en las orillas de aquél bosque, un pantano maldito, viscoso, resbaloso y letal.
acumula muertes sin parar, quien se podrá salvar, si su asesino no para de matar a quien por este pantano se atreve a pasar.
lo único que pueden hacer es gritar y suplicar, obteniendo solo un saguinario final.
escrito por: Arlés Fernando Zambrano Pérez
domingo, 26 de enero de 2025
Título: Sombra
un vigilante nocturno que mataba en un segundo.
aquella sombra vivía en la noche, deslizaba su imagen hasta llegar a su víctima penetrar el cuerpo y matar en silencio.
oprimiendo su pecho el daño está hecho, un cuerpo sin vida no quedo otra salida que reclamar su vida.
escrito por: Arlés Fernando Zambrano Pérez
jueves, 23 de enero de 2025
El monte de las ánimas – Gustavo Adolfo Bécquer (1861)
I
Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores, y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Ánimas.
—¡Tan pronto!
—A ser otro día, no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte.
—¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme?
—No, hermosa prima; tú ignoras cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua, yo también pondré la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré esa historia.
Los pajes se reunieron en alegres y bulliciosos grupos; los condes de Borges y de Alcudiel montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus hijos Beatriz y Alonso, que precedían la comitiva a bastante distancia.
Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia:
—Ese monte que hoy llaman de las Ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla; que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron.
Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos.
Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.
Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche.
La relación de Alonso concluyó justamente cuando los dos jóvenes llegaban al extremo del puente que da paso a la ciudad por aquel lado. Allí esperaron al resto de la comitiva, la cual, después de incorporárseles los dos jinetes, se perdió por entre las estrechas y oscuras calles de Soria.
II
Los servidores acababan de levantar los manteles; la alta chimenea gótica del palacio de los condes de Alcudiel despedía un vivo resplandor iluminando algunos grupos de damas y caballeros que alrededor de la lumbre conversaban familiarmente, y el viento azotaba los emplomados vidrios de las ojivas del salón.
Solas dos personas parecían ajenas a la conversación general: Beatriz y Alonso: Beatriz seguía con los ojos, absorta en un vago pensamiento, los caprichos de la llama. Alonso miraba el reflejo de la hoguera chispear en las azules pupilas de Beatriz.
Ambos guardaban hacía rato un profundo silencio.
Las dueñas referían, a propósito de la noche de difuntos, cuentos tenebrosos en que los espectros y los aparecidos representaban el principal papel; y las campanas de las iglesias de Soria doblaban a lo lejos con un tañido monótono y triste.
—Hermosa prima —exclamó al fin Alonso rompiendo el largo silencio en que se encontraban—; pronto vamos a separarnos tal vez para siempre; las áridas llanuras de Castilla, sus costumbres toscas y guerreras, sus hábitos sencillos y patriarcales sé que no te gustan; te he oído suspirar varias veces, acaso por algún galán de tu lejano señorío.
Beatriz hizo un gesto de fría indiferencia; todo un carácter de mujer se reveló en aquella desdeñosa contracción de sus delgados labios.
—Tal vez por la pompa de la corte francesa; donde hasta aquí has vivido —se apresuró a añadir el joven—. De un modo o de otro, presiento que no tardaré en perderte… Al separarnos, quisiera que llevases una memoria mía… ¿Te acuerdas cuando fuimos al templo a dar gracias a Dios por haberte devuelto la salud que viniste a buscar a esta tierra? El joyel que sujetaba la pluma de mi gorra cautivó tu atención. ¡Qué hermoso estaría sujetando un velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha prendido el de una desposada; mi padre se lo regaló a la que me dio el ser, y ella lo llevó al altar… ¿Lo quieres?
—No sé en el tuyo —contestó la hermosa—, pero en mi país una prenda recibida compromete una voluntad. Sólo en un día de ceremonia debe aceptarse un presente de manos de un deudo… que aún puede ir a Roma sin volver con las manos vacías.
El acento helado con que Beatriz pronunció estas palabras turbó un momento al joven, que después de serenarse dijo con tristeza:
—Lo sé prima; pero hoy se celebran Todos los Santos, y el tuyo ante todos; hoy es día de ceremonias y presentes. ¿Quieres aceptar el mío?
Beatriz se mordió ligeramente los labios y extendió la mano para tomar la joya, sin añadir una palabra.
Los dos jóvenes volvieron a quedarse en silencio, y volviose a oír la cascada voz de las viejas que hablaban de brujas y de trasgos y el zumbido del aire que hacía crujir los vidrios de las ojivas, y el triste monótono doblar de las campanas.
Al cabo de algunos minutos, el interrumpido diálogo tornó a anudarse de este modo:
—Y antes de que concluya el día de Todos los Santos, en que así como el tuyo se celebra el mío, y puedes, sin atar tu voluntad, dejarme un recuerdo, ¿no lo harás? —dijo él clavando una mirada en la de su prima, que brilló como un relámpago, iluminada por un pensamiento diabólico.
—¿Por qué no? —exclamó ésta llevándose la mano al hombro derecho como para buscar alguna cosa entre las pliegues de su ancha manga de terciopelo bordado de oro… Después, con una infantil expresión de sentimiento, añadió:
—¿Te acuerdas de la banda azul que llevé hoy a la cacería, y que por no sé qué emblema de su color me dijiste que era la divisa de tu alma?
—Sí.
—Pues… ¡se ha perdido! Se ha perdido, y pensaba dejártela como un recuerdo.
—¡Se ha perdido!, ¿y dónde? —preguntó Alonso incorporándose de su asiento y con una indescriptible expresión de temor y esperanza.
—No sé…. en el monte acaso.
—¡En el Monte de las Ánimas —murmuró palideciendo y dejándose caer sobre el sitial—; en el Monte de las Ánimas!
Luego prosiguió con voz entrecortada y sorda:
—Tú lo sabes, porque lo habrás oído mil veces; en la ciudad, en toda Castilla, me llaman el rey de los cazadores. No habiendo aún podido probar mis fuerzas en los combates, como mis ascendentes, he llevado a esta diversión, imagen de la guerra, todos los bríos de mi juventud, todo el ardor, hereditario en mi raza. La alfombra que pisan tus pies son despojos de fieras que he muerto por mi mano. Yo conozco sus guaridas y sus costumbres; y he combatido con ellas de día y de noche, a pie y a caballo, solo y en batida, y nadie dirá que me ha visto huir del peligro en ninguna ocasión. Otra noche volaría por esa banda, y volaría gozoso como a una fiesta; y, sin embargo, esta noche… esta noche. ¿A qué ocultártelo?, tengo miedo. ¿Oyes? Las campanas doblan, la oración ha sonado en San Juan del Duero, las ánimas del monte comenzarán ahora a levantar sus amarillentos cráneos de entre las malezas que cubren sus fosas… ¡las ánimas!, cuya sola vista puede helar de horror la sangre del más valiente, tornar sus cabellos blancos o arrebatarle en el torbellino de su fantástica carrera como una hoja que arrastra el viento sin que se sepa adónde.
Mientras el joven hablaba, una sonrisa imperceptible se dibujó en los labios de Beatriz, que cuando hubo concluido exclamó con un tono indiferente y mientras atizaba el fuego del hogar, donde saltaba y crujía la leña, arrojando chispas de mil colores:
—¡Oh! Eso de ningún modo. ¡Qué locura! ¡Ir ahora al monte por semejante friolera! ¡Una noche tan oscura, noche de difuntos, y cuajado el camino de lobos!
Al decir esta última frase, la recargó de un modo tan especial, que Alonso no pudo menos de comprender toda su amarga ironía, movido como por un resorte se puso de pie, se pasó la mano por la frente, como para arrancarse el miedo que estaba en su cabeza y no en su corazón, y con voz firme exclamó, dirigiéndose a la hermosa, que estaba aún inclinada sobre el hogar entreteniéndose en revolver el fuego:
—Adiós Beatriz, adiós… Hasta pronto.
—¡Alonso! ¡Alonso! —dijo ésta, volviéndose con rapidez; pero cuando quiso o aparentó querer detenerle, el joven había desaparecido.
A los pocos minutos se oyó el rumor de un caballo que se alejaba al galope. La hermosa, con una radiante expresión de orgullo satisfecho que coloreó sus mejillas, prestó atento oído a aquel rumor que se debilitaba, que se perdía, que se desvaneció por último.
Las viejas, en tanto, continuaban en sus cuentos de ánimas aparecidas; el aire zumbaba en los vidrios del balcón y las campanas de la ciudad doblaban a lo lejos.
III
Había pasado una hora, dos, tres; la media noche estaba a punto de sonar, y Beatriz se retiró a su oratorio. Alonso no volvía, no volvía, cuando en menos de una hora pudiera haberlo hecho.
—¡Habrá tenido miedo! —exclamó la joven cerrando su libro de oraciones y encaminándose a su lecho, después de haber intentado inútilmente murmurar algunos de los rezos que la iglesia consagra en el día de difuntos a los que ya no existen.
Después de haber apagado la lámpara y cruzado las dobles cortinas de seda, se durmió; se durmió con un sueño inquieto, ligero, nervioso.
Las doce sonaron en el reloj del Postigo. Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de la campana, lentas, sordas, tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído a par de ellas pronunciar su nombre; pero lejos, muy lejos, y por una voz ahogada y doliente. El viento gemía en los vidrios de la ventana.
—Será el viento —dijo; y poniéndose la mano sobre el corazón, procuró tranquilizarse. Pero su corazón latía cada vez con más violencia. Las puertas de alerce del oratorio habían crujido sobre sus goznes, con un chirrido agudo prolongado y estridente.
Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su orden, éstas con un ruido sordo y grave, aquéllas con un lamento largo y crispador. Después silencio, un silencio lleno de rumores extraños, el silencio de la media noche, con un murmullo monótono de agua distante; lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi se sienten, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de algo que no se ve y cuya aproximación se nota no obstante en la oscuridad.
Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinillas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos; se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar: nada, silencio.
Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas direcciones; y cuando dilatándolas las fijaba en un punto, nada, oscuridad, las sombras impenetrables.
—¡Bah! —exclamó, volviendo a recostar su hermosa cabeza sobre la almohada de raso azul del lecho—; ¿soy yo tan miedosa como esas pobres gentes, cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura, al oír una conseja de aparecidos?
Y cerrando los ojos intentó dormir…; pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras de brocado de la puerta habían rozado al separarse, y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra; el rumor de aquellas pisadas era sordo, casi imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se acercaban, y se movió el reclinatorio que estaba a la orilla de su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y arrebujándose en la ropa que la cubría, escondió la cabeza y contuvo el aliento.
El aire azotaba los vidrios del balcón; el agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor eterno y monótono; los ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas del aire, y las campanas de la ciudad de Soria, unas cerca, otras distantes, doblan tristemente por las ánimas de los difuntos.
Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz. Al fin despuntó la aurora: vuelta de su temor, entreabrió los ojos a los primeros rayos de la luz. Después de una noche de insomnio y de terrores, ¡es tan hermosa la luz clara y blanca del día! Separó las cortinas de seda del lecho, y ya se disponía a reírse de sus temores pasados, cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez mortal descoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto sangrienta y desgarrada la banda azul que perdiera en el monte, la banda azul que fue a buscar Alonso.
Cuando sus servidores llegaron despavoridos a noticiarle la muerte del primogénito de Alcudiel, que a la mañana había aparecido devorado por los lobos entre las malezas del Monte de las Ánimas, la encontraron inmóvil, crispada, asida con ambas manos a una de las columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca; blancos los labios, rígidos los miembros, muerta; ¡muerta de horror!
IV
Dicen que después de acaecido este suceso, un cazador extraviado que pasó la noche de difuntos sin poder salir del Monte de las Ánimas, y que al otro día, antes de morir, pudo contar lo que viera, refirió cosas horribles. Entre otras, asegura que vio a los esqueletos de los antiguos templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y, caballeros sobre osamentas de corceles, perseguir como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada, que con los pies desnudos y sangrientos, y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.
FIN
martes, 21 de enero de 2025
Título barco fantasma
el mar presencia como navega el barco fantasma bajo la luz de la luna, algunas noches en el triángulo de las Bermudas.
los sonidos del viento soplan cerca de su tripulación fantasma que lleva la esencia de la muerte en el mar, con la voz de su capitán.
almacena almas de navegantes vivos cómo alimento del barco que lleva la muerte.
el tesoro maldito esperando consumir todo a su paso, es lo que le da vida al barco fantasma y su tripulación cuando aparece y desaparece sin razon consumiendo la pasion de los navegantes y convirtiéndola en una maldición.
escrito por: Arlés Fernando Zambrano Pérez
sábado, 18 de enero de 2025
Diferencias entre Magos, Brujas y Hechiceros
El término “archimago”, que deriva del prefijo helénico traducido como arco, indica preeminencia y se suele utilizar para describir un mago de gran alcance, o un líder de hechiceros.
Steve Pemberton, en sus obras Los tiempos y Vida de Lucifer Jones caracterizó la distinción entre magos y hechiceros indicando que la diferencia entre un mago y un hechicero es comparable a la que existe, por ejemplo, entre un león y un tigre. Los magos son agudamente conscientes de su poder, no así los hechiceros.
En los juegos del rol, los practicantes de magia aparecen más claramente delineados, con diferentes nombres, de modo que los jugadores puedan conocer cabalmente las reglas y alcance de su diversión.
Por otra parte, en la edición original de Dungeon and Dragons, Gary Gygax y Dave Arneson inventaron el término “usuario de magia” como término genérico para calificar a un practicante de magia -y evitar las connotaciones culturales asociadas a la palabra mago-.
Esta estrategia lingüística duró hasta la segunda edición de Advanced Dungeon and Dragons, donde el vocablo fue sustituido por mage.
Las reglas exactas varían de juego en juego. En Dungeon and Dragons, un mago o mage es un personaje distinguido por su capacidad de utilizar diversas clases de magia, aunque carece de habilidades para el combate.
Por otra parte, los magos se distinguen por haber obtenido sus dones de manera innata o por haber tomado contacto con la poderosa sangre de un dragón (se trata de una alusión subliminal al héroe germánico Sigfrido, del Cantar de los Nibelungos).
Sin embargo, en GURPS, la magia es una habilidad que se puede combinar con otras, tales como la fortaleza en el combate.
Cabe destacar que el término “mago” se aplica más a menudo a un hombre (como aparece en Earthsea, de Ursula K. LeGuin, tiene una adaptacion Ova-anime) mientras “bruja” es aplicada al género femenino (tal como vemos en El mundo de las brujas, de Andre Norton).
Sin embargo, cualquier término se puede utilizar en una forma “unisex”, como sucede en Harry Potter, donde los magos hombres y mujeres utilizan la misma clase de magia. Sí existen diferentes habilidades mágicas dependiendo de los sexos en Discworld.
Mientras que las “encantadoras” corresponden al femenino de “encantador”, “bruja” es el femenino no sólo de mago, sino también de hechicero
Los encantadores practican un tipo de magia que no suele producir efectos físicos en los objetos o las personas, pero engañan a los espectadores, creando ilusiones. Las hechiceras o “encantadoras”, por su parte, utilizan frecuentemente la magia para seducir. Por ejemplo, Lady of the Green Kirtle (de la obra La silla plateada, escrita por C.S. Lewis) ha encantado al príncipe Rilian para que se olvide de su padre y de Narnia.
Cuando el encantamiento se rompe, ella procura utilizar otros hechizos como un humo perfumado e instrumentos musicales para deslumbrarlo y hacerlo olvidar otra vez.
Hechicero es un vocablo utilizado más frecuentemente cuando el mago de la historia es malvado. Suele utilizar brujería y armas como espadas para luchar contra el héroe. Por otra parte, la palabra “bruja” carga con connotaciones peyorativas. Por este motivo, L. Frank Baum en El mago de Oz bautizó a Glinda como “La bruja buena del Sur” para evitar las asociaciones con seres siniestros.
Mago (wizard, en inglés) se trata de un término despectivo para nombrar a un practicante de magia (magician) cuyo arte es incapaz de hacerle ganar el rédito suficiente como para vivir y salir de la pobreza o de la vagancia.
Por lo general, la adquisición de poderes se produce de manera informal, aunque algunos magos y brujas reciben educación formal, en una escuela.
Los términos derivados de prácticas más específicas como el vudú, la alquimia o la nigromancia permanecen más cerca del mundo real. Los nigromantes de la ficción fantástica trabajan en el terreno de la muerte y la invocación de fantasmas.
En ciertas fantasías asiáticas, la práctica del Wuxia se utiliza para realizar hazañas sobrehumanas, como aparece en la obra popular Tigre agazapado, Dragón oculto. Sus protagonistas -auténticos artistas marciales- logran adquirir habilidades bélicas gracias a la práctica sostenida y, además, estudiando magia.
lo encontre hace un tiempo y comparto varias de las cosas que se dicen en el contenido
Magos de la Historia
Un mago es una persona experta en el misterioso y oculto arte de la magia. Tiene la habilidad de lograr objetivos predeterminados utilizando fuerzas sobrenaturales o medios no racionales. Algunos magos modernos, tales como Aleister Crowley (biografia: http://es.wikipedia.org/wiki/Aleister_Crowley) y los que siguen las tradiciones de la Hermética Orden del Amanecer y Ordo Tempi Orientis describen la magia en términos racionales, utilizando definiciones, postulados y teoremas.
Ser mago se puede también referir a ser encantador, hechicero, taumaturgo, nigromante o rey mago.
Cuando se efectúan distinciones entre los términos previamente citados, los hechiceros son más frecuentemente practicantes de evocaciones o magia negra. Cabe destacar que algunos de estos nombres tienen connotación más peyorativa que otros, especialmente de acuerdo con la fe religiosa.
A través de la historia, ha habido muchos seres que afirmaron poseer conocimientos arcanos y energía sobrenatural; quizás el más antiguo ejemplo de esta afirmación es el conocimiento del la fabricación del fuego, secreto celosamente oculto, que Prometeo decidió revelar a los hombres.
Por otra parte, la Alquimia condensó muchos elementos que ahora serían considerados mágicos, aunque otros han sido incorporados a la ciencia de la Química.
Con respecto a las figuras históricas que practicaron magia, algunas leyendas de la Europa medieval atribuyeron a Virgilio poderes proféticos y capacidades maravillosas, como se refleja en el cuento de hadas "Virgilius, el hechicero" incluido en el Libro Violeta de las Hadas. Por otra parte, la figura del mítico Fausto parece estar basada en la existencia de un alquimista real, Johann Georg Faust, que fue condenado por ser practicante de magia y artes ocultas.
Jehoshua Ben-Pandira es otro antiguo mago egipcio, postulado por el erudito Gerald Massey como el Jesús original. También en la antigua Roma, en tiempos de Constantino IX, se consideró a Cornelius Agrippa como un escritor alquimista, practicante de ciencias ocultas.
El astrólogo de la corte de la Reina Elizabeth, John Dee, y la controvertida figura de Aleister Crowley son algunos ejemplos de magos famosos.
Magos Folklóricos
Los magos son personajes frecuentes en obras de carácter extraordinario como la literatura fantástica, los juegos de rol, la mitología, leyendas y folclore. Los magos de la fantasía obtienen sus energías del estudio, la erudición y del talento innato, más que por ocurrencia espontánea o por ayuda de otra fuente externa.
En los textos antiguos solían aparecer como maestros o bandidos, pero más tarde fueron retratados como héroes. En la literatura medieval suelen ser guardianes y consejeros.
Con respecto a las fuentes folclóricas, históricamente varios autores han escrito sobre magos ficticios, pero muchos lectores de tales trabajos han creído que tal magia era real...
Por ejemplo, en tiempos de William Shakespeare la gente creía que las tres brujas de Macbeth existían, y que magos como Próspero (de La tempestad) eran seres de carne y hueso, pero con poderes sobrenaturales.
Muchos personajes que hoy son considerados ficticios, en una época no fueron entendidos así. Por ejemplo Merlín era considerado un mago real. También Virgilio y Fausto corrieron la misma suerte. Algunos magos como Gwydion, incluido en algunas antiguas las leyendas galesas, pudieron haber sido considerados dioses en la Antigüedad. De hecho, en muchos cuentos medievales, el mago o la bruja no se distinguían de los ogros o de los gigantes enemigos del héroe.
El aspecto de los Magos
Los trajes de los magos suelen ser arquetípicos. Utilizan una vestimenta gastada y sombreros de pico alto, coloridos, habitualmente adornados con estrellas y lunas brillantes, que son símbolos astrológicos. El color del atuendo puede tener una significación dentro del mundo de fantasía que habitan los magos; en El señor de los anillos, por ejemplo, los magos adquieren colores según el rango jerárquico que ocupen. Cuando Gandalf el gris se convierte en Gandalf el blanco se evidencia un importante incremento de su estatus, mientras que en Dungeon and Dragons los magos revelan su perfil moral gracias a sus trajes.
Cuando magos y brujas pertenecen a grupos distintos, las brujas suelen vestir la misma ropa pero en tonos oscuros.
Con el correr del tiempo, el vestido de los magos fue variando. Numerosos hechiceros jóvenes comenzaron a vestirse con ropas modernas o con atuendo casual, de corte popular. Una variante notable del arquetipo genérico del mago es la del mago presente en la película Conan el bárbaro, cuya vestimenta es acuática, dado que vive a orillas del mar.
Los magos pueden también estar acompañados por animales, que suelen cumplir el papel de “familiares” o acompañantes permanentes. También se los retrata con amuletos mágicos como bolas de cristal o varitas mágicas.
En cualquier obra fantástica donde aparezcan magos, el hechicero debe tener límites para sus capacidades mágicas, de lo contrario la historia no plantearía ningún conflicto. Una de las técnicas más comunes es que la persona goce de una cantidad limitada de capacidad mágica. Por ejemplo, en La magia se termina
martes, 14 de enero de 2025
Título: la pasión de la doncella y el demonio de la noche
pacto demoníaco entre una doncella y un demonio de la noche.
arrastra las sombras y la muerte entre la pasion, la belleza de la doncella y la putrefacción de aquel demonio.
que al final se consume en el hambre desenfrenada de esta putrefacta criatura con un olor a carne en descomposición que estremece por su repugnante olor y la pasion que siente por la doncella.
correspondido por la lujuria sin control de esta hermosa mujer con olor a elegante fragancia.
en aquella noche se dejan llevar por su intensa pasión ambos haciendo el amor hasta el amanecer.
con los primeros rayos del sol aquel demonio vampiro encuentra la muerte sufriendo en intensa agonía, llorando y vomitando sangre, la mujer casi drenada por completo por el hambre del vampiro y toda la lujuria de este demonio nocturno muere dando sus últimos respiros al amanecer.
la última imagen de esta relacion apacionada son solo dos cuerpos abrazados inertes aquel vampiro y aquélla mujer en un gigantesco charco de sangre sellado de muerte y pasion con dos fragancias diferentes.
escrito por: Arlés Fernando Zambrano Pérez
jueves, 9 de enero de 2025
Gargolas
Las gargolas son demonios que se transforman en piedra con la luz del sol, (igual como muchos duendes, quizás un cruce de ambas especies), de aspecto entre animal y hombre, con alas de murciélagos y grotescos rostros; tienen una función de guardianes de lugares sagrados, sobre todo de iglesias, monasterios, antiguos colegios y universidades. Su nombre deriva de un dragón en Francia que en vez de escupir fuego escupía agua e inundaba los campos.
En otras versiones son productos de la acción de magos oscuros que dieron vida a las estatuas de demonios y bestias terribles que adornaban las catedrales medievales y góticas. Como seres de piedra que no necesitan alimentarse y sólo actúan por la pura maldad que los origino. Siendo seres de la oscuridad están condenados a volver a su forma original y convertirse en piedra ante los primeros rayos del sol.
Dracula y Frankenstein: Signos de los Tiempos
los iconos del terror gotico, Frankenstein y Drácula, y las dos adaptaciones cinematograficas de sus respectivas novelas, llevadas al Cine por Francis Ford Coppola y Keneth Branagh en los 90’s.
Frankenstein trata del temor de la mujer de la Ilustración hacia el hombre y su capacidad de usar la ciencia para alterar la naturaleza, robándole a la mujer el sagrado don de dar vida, mientras que Drácula trata del temor del hombre victoriano hacia el poder de la mujer y su dominio sobre la sexualidad, a pesar de todos los esfuerzos por reprimirla.
También ambas reflejaron el miedo al cambio, al desamparo que proviene del abandono de los mitos y las tradiciones, para acoger el siempre cambiante mundo de la ciencia y la razón. Frankenstein y Drácula son seres revolucionarios a su propia manera, monstruos que crean pánico en el corazón de la gente sencilla y curiosidad, casi rayando en deseo, en las mentas mas abiertas.
Ambas historias, aparte de ser meros cuentos de terror sobrenatural, hablan sobre sobre la naturaleza humana. Ambas historias se alimentan de la realidad de los tiempos en donde se escribieron y de los entornos de sus respectivos autores.
miércoles, 8 de enero de 2025
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